Pocas son las ocasiones y las circunstancias cuando no desean dormir en su cama, pero para mucha gente la experiencia de dormir en las camas de los hoteles de Brasov es increíble. Las sensaciones que tiene uno cada vez que abre la puerta de las habitaciones de los hoteles Ramada, Kronwell o Armatti son indescriptibles. No se sabe si estos estados se deben al cansancio tras los viajes largos o si la mente sencillamente tiene una reacción automática cada vez que le dice al cerebro „veeeeeeeeen, tumbateeeee, huele las sabanaaaaaas…”.
Le encanta estar presentes con todo su ser en los hoteles de Brasov. El personal de la recepción de los hoteles Garden Club, Pantex o Aro Palace ha sido siempre extremadamente amable, tanto las señoras como los señores. Independientemente de la hora a la que se alojaba, había siempre alguien que le esperaba, además con una sonrisa natural. Muchas veces, le han acompañado hasta la puerta de la habitación. No sabe ni a día de hoy que esta costumbre entre en las obligaciones de los recepcionistas, pero le gustó pensar que sintieron que necesitaba ayuda y que le encanta que se la ofrezcan.
Nada más abrir la puerta de la habitación, se abandona al desenfreno. Inspira con unas ganas locas el aire de los 20 m2 como mucho, empieza a tocar las paredes, inspectan con mucha curiosidad el color de los muebles, de la moqueta y de repente la mirada se para encima de la cama y de las sábanas que esperan recibir todo su cansancio.
Allí tumbados en la cama de la habitación del Hotel Classic Inn o del Hotel Cubix, posa su mejilla encima de la almohada, sus manos recorren las sábanas tan suaves, finas y blancas (prefiere el blanco en vez de las sábanas modernas de todos los colores), tan acogedor y que conoce tantas historias de cuerpos cansados. Y aquí empieza una relación de amistad con la mejor amiga de toda la vida, la cama. Otro amigo de otro hotel de otra ciudad recorrida.
Allí e posición horizontal hace una retrospectiva del día que se acaba y se da cuenta, una vez más, de que aunque tenga un amigo nuevo, la cama, echa de menos la eterna, única, fiel y lejana cama de su casa. De todas formas, dirigiría toto su agradecimiento y valoración hacía los directores de hotel que conseguirán algún día encontrar un substituto perfecto para la cama de su casa. Si lo piensa mejor, sería una buena estrategia de marketing a poner en marcha dentro de un hotel. Y sería encantado de ser voluntario para probar tal estrategia.