En cero coma

2013-10-15
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No sé si les pasa a todos, pero cuando escuchan el himno de Rumanía en cualquier competición de deportes, se sienten invadidos por emociones, se le humedecen los ojos, se le ponen los pelos de punta y parece que desea ser parte del equipo nacional.

Echando un vistazo atrás, el ejercicio ocupó un lugar importante en todas sus actividades. A partir de los 6, 7 años, se movían entre los cultivos de cebolla o zanahorias y quitaban las hierbas malas del huerto. Cuando había que poner las patatas, en vez de las muñecas o los cochecitos con los que jugaban las niñas y los niños de su edad, ustedes tenían un cubo del que echaban nitrógeno sobre las patatas. Despacito y con buena letra sube y baja el niño la colina'. En la misma colina había todo tipo de árboles. En verano tenían que recoger los frutos del ciruelo mirabolano y las manzanas. Si hubieran sabido en esa época lo rica que estaba el agua ardiente, se hubieran dado más prisa para recogerlos. El tiempo pasó, los padres se hicieron mayores y la vejez y la salud precaria no le permitieron seguir haciendo trabajos en el campo. Sólo que ustedes, sus niños, eran hiperactivos y tenían que encontrar un sustituto para ese trabajo. Y lo encontraron. Todo el verano lo pasaban en el patio del colegio esperando a que los mayores les dejen entrar en un equipo de baloncesto para meter canastas de tres puntos una detrás de otra. Con 16, 17 ya sabía jugar muy bien a la pelota: balonmano, voleyball y todo lo que se podía jugar en la calle. Sólo faltaba ponerse con el poker :P

Con 20 años notaron que tenían costumbres de gamberros. Gritaban a todo pulmon en los partidos de su equipo en Sala Sporturilor. Hasta entonces no sabían lo guapo que es estar en la tribuna o lo doloroso que es haber querido ser parte de un equipo de deporte y no haberlo podido hacer. Tampoco pudo ser porrista, pero las piruetas nunca han sido lo suyo. Sobre los 23 decidió que un poco de ejercicio al aire libre no mató a nadie, así que decidió saltar en paracaídas. Desprenderse del suelo no salió tan bien, porque no consiguió concentrarse en las indicaciones y eso afectó también el tiempo de vuelo. Lo importante es que vivieron unas emociones que no se pueden comparar a las emociones terrestres (las de un examen, las de un amor etc.).

Y porque hay gente que con la edad se motiva más difícilmente para hacer ejercicio, se propusieron aprender a nadar. Si solo ha ido a la playa una vez en la vida y no hubo charco para meter ni los pies alrededor, no hay más remedio que aprender de mayor. No saben ni ahora como aprendieron a no ahogarse. Fue bastante laboriosa la experiencia en la Piscina Olímpica de Brasov porque tuvieron problemas con los tirones y los dolores de bazo. Lo único que desean ahora es nadar lo largo de una piscina sin tener que parar a la mitad. Por lo tanto, compren condición física.

Animense a hacer ejercicio o practicar cualquier deporte. Desarrolla la mente y les ofrece la relajación que tanto necesitamos hoy en día.

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